¡Hola amigos! Les cuento que he tenido un excelente fin de semana de reflexión y paz (y muy pocas horas de sueño, gracias a mis queridas amigas boncheras). Todo el que me conoce sabe que tengo períodos de meditación y autoreflexión de vez en cuando. Este fin de semana me ha ayudado a evaluar como me siento realmente con mi cuerpo, mi salud, mis relaciones, mi carrera. Pude reorganizar mis prioridades, identificar mis defectos y apreciar mis valores.
Hay situaciones en nuestras vidas que nos hacen perder la visión de quiénes somos, que nos llevan con rápidez, y puede ser que nos olvidemos de nosotros mismos. A todos nos pasa alguna vez, estamos tan ocupados con una cosa que nos olvidamos de lo más importante, el yo mismo.
Nos olvidamos de comer o comemos de más. Dejamos de hacer las cosas que más nos gustan, y nos conformamos con lo que quiere el otro. No pensamos en nuestra salud, ni bienestar. Esto nos puede llevar a un punto en que dejamos de agregarle cosas a nuestra persona, y cometemos el crimen del conformismo.
¿Quién soy si no me cuestiono? ¿Qué pasó con aquella persona que podía durar horas hablando de teología, religión y humanidades? ¿Qué pasó con aquella persona que iba un domingo por la tarde a pintar frente a la catedral? ¿Quién es esa que se refleja en el espejo y que no se reconoce a sí misma?
Me he dado cuenta que dejado de hacer cosas que una vez me llenaban como lecturas interminables, el arte, el teatro, música, filosofía, y más que nada, expresión. Pienso que todo esto me ha llevado que perder una parte muy imporante de mi persona, y que inconscientemente me ha llevado hasta a cambiar de humor, y fluctuar de peso, mi némesis. Mi batalla constante.
Luego de humildemente haber identificado mi problema, y de tener una gran discusión entre ello, yo y superyó, nos hemos dado cuenta que tenemos que fortalezer nuestro ego. Volver a mis raíces, y así recuperar mi autenticidad y mi peso en el mundo. Todo lo que me hace ser quién soy, y me diferencia de los demás.
Requiere mucho valor identificar y aceptar tus propios demonios, y se lo recomiendo a todo aquel que crea que necesita un cambio y que más que nada quiere ser feliz.
Asi que adiós amiga sin dedos sucios de carboncillo, adiós mujer impulsiva, gorda de sentimientos reprimidos que no se reconoce a si misma en el espejo. Estoy lista para el gran cambio, estoy lista para volver a ser yo.
"Quien es auténtico, asuma la responsabilidad por ser lo que es, y se reconoce libre de ser lo que es."
Jean Paul Sarte